A la memoria de José Luis Serrano,

custodio de la arbonaida en la manifestación del 4 de diciembre en Granada.

 

Ocurrió un 4 de diciembre de 2009. Viernes. Ese día pude recoger a mi hijo de cinco años del colegio y a mi hija de 18 meses de la guardería. La clase de Liberto es la última en salir. Primero aparecen los niños de primaria. Todas y todos llevan una bandera de España en la mano. Luego salen los más pequeños de infantil. Todas y todos llevan una bandera de España en la mano. Y por fin, mi hijo: con una bandera de España en la mano. ¿Por qué? No era 6 de diciembre. Ni 12 de octubre.

Liberto y yo subimos juntos a por Elia. Los niños y niñas no salen de la guardería con una bandera española en la mano: la llevan pintada hasta tres veces en la cara. Aunque lo intuyo, esta vez sí me atrevo a preguntar por qué le han pintado de amarillo y rojo la cara a mi hija. La profesora de infantil, una joven encantadora de apenas 20 años, me contesta que hoy celebramos el día de la constitución española. Yo le contesto que eso será el domingo, que hoy es 4 de diciembre. La profesora me mira perpleja: «Verá usted, me contesta, pero es que viene el puente…» Y yo le vuelvo a preguntar: ¿Sabe que ocurrió en Andalucía el 4 de diciembre? Y ella, más perpleja aún, se encoje de hombros.

Lo mismo me ocurrió en 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016. Y me temo que ocurrirá en 2017. ¿Por qué? Hace 40 años las madres y los padres de esos niños y niñas salieron a las calles con una bandera semiprohibida que simbolizaba la paz y la esperanza de Andalucía. Pedían autonomía plena para su Pueblo. Con los pies en el suelo y los puños apretando el aire en señal de pertenencia. Millones de andaluces se arrogaron la representación del Pueblo para desafiar el inmovilismo conformista de los padres constitucionales que confinó a Andalucía en los márgenes políticos del Estado. Y el Pueblo andaluz se postuló como sujeto político ante la mirada atónita de los españoles, ocupando lo que es suyo para gritar que no quería ser más que nadie pero tampoco menos que ninguno. En Andalucía. Y en Cataluña. Y en Madrid. Incluso un hombre inocente, Manuel José García Caparrós (militante de las juventudes comunistas), fue vilmente asesinado por intentar que ondease la verdiblanca en Málaga. Hoy, 40 años después, alcanzada y consolidada la plena autonomía formal, después de dos estatutos orgánicos aprobados en referéndum con rango constitucional, y de reconquistar las elecciones propias gracias a la movilización ciudadana, las hijas e hijos de aquellos andaluces salen ahora a la calle con la bandera de España para celebrar la constitución que nos hurtó el legítimo derecho a ser una comunidad histórica. Somos la única comunidad que consiguió su rango por derecho propio. Y lo hizo la gente. El pueblo andaluz. Han pasado 40 años desde entonces y los profesores andaluces pintan a sus alumnos en la cara banderas de España un 4 de diciembre para conmemorar la muerte de García Caparrós y los millones de banderas de Andalucía que ocuparon las calles y los balcones. Para conmemorar la ignorancia impuesta y aceptada ignorantemente. Los profesores ni siquiera saben que día es hoy. Bueno sí: vísperas del puente de la que era Inmaculada Constitución (su virginidad acabó el día en que le metieron mano sin permiso PPSOE para imponer un techo de gasto).

Soy profesor de derecho civil. El miércoles por la mañana de aquel 2009 me invitaron a dar una charla en el Instituto de Herrera (Sevilla) para hablar de la Constitución española. Pregunté a los chicos si sabían que ocurrió el 4D. Todos callaron. Entonces hablé la hora completa sobre el día más hermoso de la historia contemporánea de Andalucía. Esa tarde les hice la misma pregunta a mis alumnos de civil. Todos callaron. Y volví a dedicar buena parte de la clase a que conocieran lo que jamás debían haber ignorado. Somos muchos los que no hemos olvidado lo que ocurrió en el día más importante de la historia popular andaluza. En Andalucía, en Valencia, en Euskadi y, especialmente, en Cataluña. Y son muchos más los que a lo largo de estos años han organizado actos y actos y actos para que los demás no olviden. Pero lo que viví en 2009 (y que se repitió hasta hoy) demuestra que todo ese esfuerzo por mantener viva la memoria ha sido necesario pero insuficiente. Precisamente hoy, un 4 de diciembre, los niños y niñas de Andalucía, los hijos e hijas de aquella generación rebelde, salen a la calle con la bandera de España y no con la que levantaron sus padres, movilizados por un nacionalismo deportivo y un renacimiento del nacionalismo español a raíz de la polarización interesada por el conflicto catalán. Pero el 4 de diciembre sigue sin ser el día de la Constitución: es el Día Nacional de Andalucía, el Día del Pueblo Andaluz.

Por eso exijo a los representantes políticos andaluces de izquierda y de conciencia, que promuevan las acciones oportunas para que esta ocupación sentimental de nuestra memoria colectiva no vuelva a producirse. Exijo a los representantes políticos andaluces de izquierda y de conciencia, que aprueben en el Parlamento Andaluz una proyecto de Ley para demostrar sin ambages que son ellos los herederos de aquel espíritu, y no los partidos que utilizan el maquillaje andalucista para beneficio electoral. Exijo a los representantes políticos andaluces de izquierda y conciencia, que mi hijo y mi hija salgan el 4 de diciembre del año que viene con una bandera andaluza en la mano. Por justicia.

Escribí este artículo hace muchos años. Desgraciadamente, sigue vigente. Para que no fuera así, necesitaríamos el acuerdo de todos y todas acerca de la necesidad de un reconocimiento institucional del 4 de diciembre en Andalucía. Y me consta que algunos políticos de buena voluntad (que existen y quiero) lo han intentado. Para muchos, para mí, es el Día Nacional de Andalucía. El Día del Pueblo Andaluz. Sin embargo, en las legislaciones comparadas internas y foráneas no existen dos días institucionales con el mismo nombre. Y la realidad, la terca realidad, es que otra fecha histórica de reconocimiento a la voluntad popular andaluza fue consagrado en el último estatuto de autonomía como Día de Andalucía.

A mi juicio, el reconocimiento formal (sentimentalmente cada andaluz puede celebrarlo como le apetezca) puede conseguirse a través de una proyecto de ley que reconozca el 4 de Diciembre como Día del Pueblo Andaluz y de sus símbolos históricos, especialmente de su Arbonaida, la Bandera de Andalucía. Explicaré los argumentos.

I.- ¿Por qué un reconocimiento institucional a los símbolos históricos, en especial, a la Bandera de Andalucía?

1.- Es el único símbolo de Andalucía, reconocido en su Estatuto, carente de regulación legal que desarrolle su uso (Ley 3/1982, de 21 de diciembre, sobre el Himno y Escudo de Andalucía)

2.- Existen homenajes similares en la legislación y tradición comparada extranjera (Italia, Canadá, Quebec, Argentina, Estados Unidos, Rusia, Suecia, Finlandia, Australia, Venezuela, México, Brasil, Chile, Líbano, Flandes…)

3.- Existen homenajes similares en la legislación y tradición estatal: Día de la Hispanidad

4.- Existen homenajes similares en la legislación y tradición comparada autonómica:

– Euskadi: Además del Día de la Patria Vasca, también se realizan otros homenajes populares a la ikurriña, especialmente la organizada por el PNV en Bizkaia un sábado de julio. Alguna vez se ha celebrado también el aniversario de la legalización de la misma, que fue el 19 de enero de 1977, por partidos políticos de forma autónoma.

– Catalunya: La bandera de Cataluña, popularmente conocida como la Senyera, tiene que estar presente en los edificios públicos y en los actos oficiales que tengan lugar en Cataluña (artículo 8.2 del Estatuto de Autonomía de Cataluña). La bandera tiene la categoría de símbolo nacional de Cataluña (artículo 8.1 del Estatuto). Entre los actos institucionales para la Diada (11 de septiembre, Día Nacional de Cataluña) se hace un homenaje a la Senyera.

– Galicia: Entre los actos incluidos el “Día Nacional de Galicia” proclamado por decreto 8/1978 de 10 de julio y que se celebra el día 25 de julio de cada año, se realiza un homenaje exclusivo a la bandera.

5.- Existen homenajes similares en la legislación y tradición andaluza: Día de la Bandera de Andalucía (Sevilla).

II.- ¿Por qué reconocimiento institucional el 4 de diciembre como Día del Pueblo Andaluz y de la Bandera de Andalucía?

a) Fue un 4 de diciembre cuando tuvieron lugar las manifestaciones históricas del Pueblo Andaluz reivindicando ante el mundo su identidad, convirtiéndose así en una de las fechas más transcendentes de la historia contemporánea y de la memoria colectiva de Andalucía, y sin embargo carente de reconocimiento institucional.

b) Aquélla expresión popular e identitaria se visualizó con millares de banderas de Andalucía en las calles, casas y balcones. Y ésa es la forma popular con la que aún se ejerce la recuperación de la memoria sin perjuicio de los numerosos actos de resistencia y reivindicación que aún se mantienen en Andalucía y fuera de Andalucía.

c) Manuel José García Caparrós, única víctima mortal de aquellas manifestaciones, falleció con ocasión de la colocación simbólica de la Bandera de Andalucía en Málaga.

d) La bandera andaluza de Blas Infante, viva gracias al esfuerzo de su familia durante los años de dictaura, presidió la manifestación más numerosa celebrada en Sevilla.

e) Desde hace décadas se ha celebrado el Día de la Bandera de Andalucía en Sevilla, organizado conjuntamente por la Fundación Blas Infante y el Ayuntamiento de Sevilla, por todos los partidos políticos que la han gobernado desde entonces.

III.- ¿Cómo proceder a su petición?

Sólo hay cuatro posiblidades prácticas: como proyecto de ley o proposición no de ley en el Parlamento andaluz por cualquier grupo parlamentario; mediante una ILP (Iniciativa Legislativa Popular), similar a la que presentamos en su momento para reclamar elecciones propias en Andalucía; o mediante una ILM (Iniciativa Legislativa Municipal). El año pasado, Podemos Andalucía registró un texto muy similar al que proponíamos José Luis Serrano y yo, para este reconocimiento institucional en toda Andalucía. Todavía no ha sido debatido en pleno y sí, con carácter de urgencia a un mes de los 40 años de su muerte, una propuesta del PSOE para declarar lugar de la memoria donde asesinaron a Caparrós.

Si este proyecto de ley resultase aprobado, en los Ayuntamientos y colegios andaluces se izaría la arbonaida (el nombre mítico de nuestra bandera humanista e inclusiva), nuestros niños y niñas no saldrían nunca más el 4 de diciembre celebrando la Constitución española, y comenzaríamos a recuperar poco a poco nuestra memoria colectiva.

Y sobre todo, es una prueba para todos y todas los que nos autoproclamamos andaluces de conciencia. Ya está bien de apelar al interculturalismo andalusí, a nuestra identidad cultural mestiza y abierta, y sin embargo negar al prójimo porque piensa diferente. Y mucho peor e injustificable cuando el prójimo se siente y proclama igual que tú. Seamos inteligentes y comportémonos como andaluces. Yo quiero, igual que muchos, que el 4 de diciembre no siga amputado de la memoria colectiva andaluza. Para mí es y será el Día Nacional de Andalucía, aunque el estatuto diga que es el 28 de febrero. Como todos los años, volveré a sacar mi arbonaida al balcón. Y estoy convencido de que si el 4 de diciembre se reconociera como Día del Pueblo Andaluz y de la Bandera de Andalucía, habría muchísimas más arbonaidas en los balcones y no este aluvión de banderas de España frente al independentismo catalán. El día sería reconocido como merece en los medios de comunicación. En los Ayuntamientos. En los colegios. El sentimiento y la conciencia andaluza crecerá exponencialmente. Y nada impedirá que sigamos celebrando ese día como nacional o del pueblo andaluz para quienes así lo creemos.

ADDENDA: Acompaño el Texto para un Proyecto de Ley redactado por José Luis Serrano y Antonio Manuel

Proyecto de Ley por la que se declare el 4 de diciembre Día del Pueblo Andaluz y de sus símbolos históricos

Exposición de motivos:

El 4 de diciembre de 1977 el pueblo andaluz se manifestó ante el mundo como lo que siempre había sido: una realidad histórica innegable, con identidad, símbolos y cultura propia.

Un año antes de la entrada en vigor de la Constitución, aquel día las calles de las principales ciudades de Andalucía vivieron manifestaciones de una envergadura nunca conocida antes. Con los símbolos históricos del himno, el escudo y la bandera verde y blanca, el pueblo andaluz reclamó de forma contundente y pacífica el derecho al autogobierno.

Como dice el himno de Andalucía, tras siglos de guerra, la bandera blanca y verde volvió a pedir paz y esperanza bajo el sol de nuestra tierra.

Víctima de la provocación fascista, al terminar la manifestación en la ciudad de Málaga, cayó abatido a tiros el joven de dieciocho años Manuel José García Caparrós que añadió así su nombre en la larga lista de los que en el siglo XX dieron su vida al pueblo.

Aquella muerte nos cambió la historia. En los días sucesivos el movimiento democrático, el obrero y el andalucista confluyeron en paros y actos de protesta que, al mismo tiempo, dejaban clara la fuerte identidad y la voluntad del pueblo andaluz en su camino hacia la libertad.

Al año siguiente, dos días antes del referéndum que aprobó la Constitución española, once fuerzas políticas firmaron otro 4 de diciembre el Pacto de Antequera para formalizar la aspiración de autogobierno del Pueblo Andaluz. En años sucesivos, el 4 de diciembre volvió a celebrarse como Día de Andalucía.

Andalucía como unidad institucional nació del referéndum del 28 de febrero de 1980 y, desde entonces, es ese día cuando se viene conmemorando el Día de Andalucía. Sin embargo, sin perjuicio de esta conmemoración institucional, es de justicia reconocer igualmente el 4 de diciembre como el Día en que el Pueblo andaluz reivindicó su autogobierno sacando sus símbolos históricos a la calle: la bandera, el escudo y el himno.

En tiempos de globalización y uniformización cultural es importante conmemorar los signos de una identidad, los movimientos históricos y la figura de los que dieron la vida por el pueblo.

En este sentido, esta ley será desarrollo del mismo Estatuto de Autonomía, conforme a su letra y a su espíritu, y su cumplimiento será un acto de memoria popular que contribuirá al desarrollo histórico del pueblo andaluz.

Es por todo eso que proponemos al Parlamento de Andalucía y éste ha aprobado la siguiente ley:

Artículo 1º

Se declara el 4 de diciembre Día del Pueblo Andaluz y de sus símbolos históricos, especialmente de la Bandera de Andalucía que encabezó todas las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977.

Articulo 2º

Sin afectar al calendario laboral, cada año en esa fecha, de acuerdo con sus propias iniciativas y con los actos que estimen oportuno, el Parlamento, los municipios y diputaciones y, en general, todos los organismos públicos de Andalucía, izarán la Bandera de Andalucía, conmemorarán la historia del pueblo andaluz y contribuirán a la difusión y conocimiento de sus símbolos históricos.

Artículo 3º

De acuerdo con sus competencias y en la medida de éstas, los años en que el 28 de febrero sea domingo, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía incorporará el 4de diciembre al calendario de fiestas laborales.