El primer disco de Carlos CanoA Duras Penas, vio la luz en 1975. Acababa de morir el dictador pero no la dictadura. El autor pero no el engendro de su obra que aún sigue dando espasmos como lagartijas sin cabeza o curas reclamando golpes de Estado. En Andalucía sólo heredamos el hambre de pan y libertad de esta muerte a medias. Nos comía la miseria que a unos hace miserables y a nosotros más dignos. Carlos Cano nos retrató en la portada retratándose a sí mismo; en blanco y negro salvo su nombre en verde, blanco y verde; con la boca desencajada y los ojos cerrados, entre el canto y el grito, mitad dolor mitad esperanza: la radiografía perfecta del alma bipolar andaluza.

Hace una semana, otro Carlos Cano entra en prisión para cumplir la dura penade 3 años y un día por participar en un piquete durante la huelga general de 2012. También en Granada. La ciudad que encarcela a quien lucha por liberarla. Por eso “Granada vive en sí misma tan prisionera, que sólo tiene salida por las estrellas”. Han pasado 40 años de un Carlos Cano a otro. Y parafraseando a su tocayo Gardel, si 20 años son nada, han trascurrido dos nadas desde entonces. Nada y más nada.

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