Transición en política equivale a lo que en física y química llaman cambio de estado. La materia modifica su aspecto pero no su composición. Algo similar ocurrió durante transición democrática en España. Alteramos la forma del Estado sin tocar los elementos de su escudo: cruz, corona y poder territorial. Adolfo Suárez asumió la responsabilidad de liderarla como el clavo que siempre sobresale y al que todos terminan golpeando. Reunía los dos requisitos del elegido: ser una cara nueva para evitar rebeliones externas y pertenecer a la derecha orgánica para eludir las internas. Su misión transitoria pero histórica pasaba por consolidar los pilares del nacional-catolicismo en un marco de libertades formales. La transición militar la consiguió emparedándose con chaqueta y corbata entre los uniformes del Rey y Gutiérrez Mellado. La transición religiosa fue su tarea más urgente, asegurando un estatus privilegiado para la jerarquía católica gracias a un tratado internacional con el Vaticano. La transición territorial, sentando a los nacionalistas conservadores vascos y catalanes en la mesa constituyente. Y la ideológica, procurando ocupar el centro junto al PSOE para consolidar el bipartidismo y marginar en los extremos al comunismo y a la ultraderecha.

La abdicación de Juan Carlos y la simbólica muerte de Suárez cierran la primera transición y abre las puertas para la segunda. Pero mucho nos tememos que todo volverá a cambiar para que nada cambie. La inercia del nacional-catolicismo intentará que los tres elementos del escudo de España permanezcan inmutables sin consultar a la ciudadanía. Cruz, corona y territorio se perpetuarán en la mesa camilla que pactó la primera transacción democrática. Sólo que esta vez, no hay elegido. Serán las fuerzas políticas, económicas y religiosas aferradas a lo viejo que no acaba de morir las que protagonicen esta maniobra para que lo nuevo no termine de nacer. Pero la gente se ha cansado de ser ignorada y está reivindicando su legítimo derecho a participar en esta transición pactada. Sabe que transigir y transitar son dos verbos distintos. Y quiere conjugarlos en primera persona del plural…

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